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CORAZONES VERTICALES

NULO

EXPOSICIÓN INDIVIDUAL MAYO 2024, GALERIA NAC, SANTIAGO DE CHILE. 

El trabajo de Macarena Jofré descubre su origen en una escena autobiográfica. Cuando estaba en el colegio, le pidieron llevar un corazón de animal para estudiar su estructura y funcionamiento. Su madre fue a un matadero y consiguió un corazón de vaca recién extraído. Era un órgano húmedo y tibio, aún palpitante, que le entregó a su hija en las manos, como si se tratara de un amuleto o de una ofrenda sacrificial.

 

Macarena recuerda este momento como un estímulo de gran intensidad donde se mezcla el asombro, el pudor y la fascinación. Desde entonces, la imagen del corazón quedó grabada en la poética de su escultura: un objeto orgánico que transita entre lo muerto y lo vivo, lo arcaico y lo emergente.

 

La obra que ha realizado la artista está amarrada a esta memoria. La palabra recordar viene del latín “recordari”, que significa “volver a pasar por el corazón”, pues es en este órgano donde antiguamente se ubicaba la sede de la memoria. Curiosamente, en los últimos años, la neurociencia ha vuelto a considerar esta función del corazón. Se ha descubierto que este órgano posee más de 40.000 neuronas que envían información al cerebro, de modo que nuestra percepción es producto de un diálogo estrecho entre el corazón y el cerebro.

 

La instalación que ahora presenta Macarena consiste en un conjunto de esculturas que dejan ver sus fallas y grietas por las que se asoma la materialidad interna de la obra. Estas presencias se prolongan en especies de antenas neuronales que comunican el suelo con el cielo, evocando la posibilidad de transitar entre distintos niveles de la materia, la emoción y el pensamiento.  

 

Catalina Mena L. Curadora.

TRES Y TRES

ALGUNAS MUESTRAS 
ANTERIORES

ESTOY A PUNTO DE AMAR

HAY RUIDO EN EL BOSQUE.
Exposición colectiva en oficina Municipal de Colina, Santiago de Chile. 2023

Es irónico cómo, cuando hablamos sobre naturaleza, solemos excluirnos de ella. Hablamos desde lejos, como si “la naturaleza” estuviese por un lado y “nosotros” por otro. Lo natural como lo caótico, lo salvaje, lo rugoso. Lo humano como aquello que tiene un orden: nuestros suelos de cerámica, nuestros espejos, nuestra mesa de comedor. Pero la verdad es que la cerámica alguna vez fue barro, el espejo, arena y nuestra mesa de comedor, probablemente, fue árbol. 

Como dijo Nicanor Parra hace ya bastante tiempo en sus eco-poemas, «El error fue pensar que la naturaleza era nuestra cuando nosotros éramos de la naturaleza». Porque no solo nuestros artefactos encuentran su origen en ella, sino que nosotros mismos no somos más que una partícula ―una rama entre muchas― de las posibilidades de lo natural. 

A pesar de nuestro fanatismo por las superficies brillantes, siempre nos encontramos con artistas, tal y como las aquí presentes, insistiendo en la observación aguda de ese paisaje silvestre, de ese ambiente irregular; estudiando sus ritmos, admirando sus texturas, volviendo a usar los materiales que lo representan, en una especie de intento por comprender y capturar aquello que por tanto tiempo hemos percibido como ajeno, y que hoy, más que nunca, está en crisis.   

En cuanto a los personajes que se asoman en estas obras (aquellos que más recuerdan a figuras humanas), parecieran estar de visita en esta exposición, como tú y como yo, dejando entrever su naturaleza evidentemente digital, y recordándonos, que incluso ese paradigma tecnológico, encuentra su origen en el mismo lugar.

 

Texto Camila Alegría Z.

CONCRETO FRÁGIL

GEOGRAFÍAS POÉTICAS II.
Exposición colectiva Galería Artespacio, contexto Feria Chaco, Santiago de Chile, 2022.

Esta serie de obras, se plantea desde el proceso azaroso
que da origen a cada pieza. Es una superposición lenta y consciente, un trabajo que avanza capa tras capa, comenzando
por un esqueleto de fierro, sobre el que se acumulan capas de
yeso, cada una de distintos colores, grosores y texturas. Aunque
creadas recientemente parecen haber existido hace años.
No brillan con los destellos plásticos de lo que acostumbramos a llamar “nuevo”- celulares, auto, ropa. Al contrario, sus rugosidades e imperfecciones las convierten en objetos profundamente  profundamente evocativos. El gesto es clave; permitir que los materiales hablen, escurran, sigan su curso natural, logrando
incorporar la expresión propia de cada uno en un momento y lugar específico. No existen “inconsistencias”, “imperfecciones” o
“errores”. Cada pieza es lo que es, incontenible, inesperada, incluso inexorables.”

                                                Extracto Texto por Victoria Guzmán.

LA LUNA ES ROSA

GEOGRAFÍAS POÉTICAS.

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